No es humor amarillo pero se asemeja, cientos de salvajes privando cerveza, el héroe alcoholizado que se sube a los techos de las letrinas a superar la prueba, pero entre tanto desvarío resulta que hay uno que no está ébrio (o que tuvo mucha suerte), y le calza con la lata en toda la olla al héroe, que cae derribado (y humillado):