Las 12 uvas de la suerte

Las 12 uvas de la suerte, las doces uvas con las que terminamos un año y damos la entrada a uno nuevo (y esperemos que mejor).

Pero no podemos poner las uvas ahí sueltas como si nada, o comerlas directamente del racimo, no olvidemos que son las 12 uvas de la suerte, y debemos tratarlas bien si queremos vernos correspondidos en el nuevo año.

Una idea novedosa es combinar las uvas, seis blancas y seis negras. No han de ser siempre blancas, vamos a ser atrevidos.





Podemos echarlas en un cuenco, como toda la vida, pero podemos utilizar también uvas negras, que le va a dar un toque distinto. Podemos hacer varias combinaciones con ellas.



Para muchos, el ritual de las campanadas resulta ser una odisea porque se atragantan (normalmente al descojonarse del primo que está tosiendo porque se atragantó primero). Así que pensando en ellos y para evitarlo, se pueden presentar las uvas peladas y sin pepitas. Ésta es la manera preferida por los niños, por los mayores y por los más perezosos.





Una manera de presentar las uvas de la suerte y que resulta muy elegante es colocándolas en copas de cava. Es una alternativa a tener en cuenta, porque recibir el año con uvas y cava trae suerte. Además, hay que brindar con un anillo de oro dentro de la copa para atraer la riqueza (y acordaros de sacar el anillo antes de apurar la copa, y sobre todo de devolverlo a quien lo prestó para brindar).



Servir las uvas en forma de brochetas impide que se escapen del plato, aquí tenéis unas cuantas versiones de una misma idea, utilizar solo uvas blancas o uvas negras.

O combinarlas como más nos guste, alternando los colores de la forma que más nos guste.

Podemos servir las uvas a cada uno en su plato o todas las brochetas en una misma fuente, porque compartir es más familiar (a partir de la segunda uva no tomarlas con el palo de frente).





Presentar las uvas pinchadas en palillos como si fueran Chupa-Chups es muy original. Esta idea gustará, y no se resistirán los más pequeños, ni tampoco los mayores.




Para los adictos a la comida y a la estética oriental propongo la original idea de presentar el plato con uvas pasas y palillos. Tomar las doce uvas haciendo uso de los palillos a golpe de campanada es el reto del año: si se supera, el año en el que vamos a entrar será pan comido, si no es así, habremos pasado un momento tan entrañable de risas que no olvidaremos (risas y atragantamientos claro).





Para que la forma tradicional sea algo diferente, podemos presentarla en forma de ramillete. El toque personal lo pone el lazo anudado al tallo y el recipiente elegido. Ideal para los amantes de lo clásico y de los que se resisten a los cambios.





Se puede apostar por servir un ramillete de flores a cada comensal. Es una propuesta más natural para los románticos, ecologistas o aficionados a la jardinería, podemos utilizar cualquier tipo de flor, margaritas, amapolas, … en la foto diminutas calas, que podemos combinar a nuestro gusto.



Si queremos redondear la idea, podemos presentar las uvas bañadas en chocolate o caramelo, eso sí habrá que presentarlas peladas y sin pepitas para que sea un bocado perfecto a la hora de llevarlo a la boca. En el tronco del ramillete podemos poner un lazo del color que nos guste, o a cada ramo uno diferente.





Una alternativa es prescindir de la fruta y pasar directamente a los chupitos de uva en cualquiera de sus versiones, como por ejemplo: zumo, mosto, vino, cava o jerez. Un chupito por campanada es una idea que sé que a más de uno le gustará.





No os olvidéis de poneros guapetes para salir de fiesta después de las uvas, pillando es una buena forma de empezar el año, sobre todo si llevas unos mesecitos a verlas venir.



El rojo es un color mágico esta noche, no os olvidéis que hay que vestir alguna prenda roja para atraer la pasión.




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